viernes, 19 de junio de 2015

VIDAS AJENAS Capítulo 2: Saliendo del lugar

Capítulo 2: Saliendo del lugar


-¿Cómo?-dijo Marta-, no puedes estar hablando en serio.


-Claro que estoy hablando en serio-dijo Javier-, ¿qué quieres? ¿Volver y que sepan donde vives matarte a ti y a tu familia?


Marta no puedo evitar soltar una lágrima: él tenía razón.


-¿Qué vamos a hacer?-dijo Marta.


-Tenemos que ir a Cádiz, al puerto, allí nos llevarán hasta un lugar seguro hasta que todo pase-dijo Javier.


-No me puedo creer lo que está pasando-dijo Marta-, ¿no puedo escribir a mi madre?


-Como tenemos la suerte de que no saben dónde vives, la podrás hasta llamar-dijo Javier-, pero lo mejor es que sea mañana por la mañana. Vamos.


Los dos se subieron en el coche camino de Cádiz. Iba a ser un largo viaje.
Mientras, los dos tipos que dispararon contra ellos acababan de llegar a su base y estaban delante de su jefe, Arturo.


-No pudimos hacer nada-dijo Carlos, uno de ellos-, además se fue con la chica.


-Esto nos puede dejar a todos en calzoncillos si no hacemos nada-dijo Arturo-, quiero ver a esos dos muertos. Poned vigilancia justo donde tenía aparcado el coche.


A la mañana siguiente, Marta y Javier se despertaron. Habían dormido en el coche en un descampado. En ese mismo momento, Andrea, la madre de Marta, se despertó y fue a llamar a sus hijos. Se quedó helada al ver que no estaba su hija.


-Voy a llamar a mi madre-dijo Marta-, a esta hora nos suele despertar a Raúl y a mí.


Marta cogió el móvil y llamó a su madre. Andrea estaba muy alterada pero escuchó a su hija. No pudo creer lo que estaba oyendo pero finalmente apoyó a su hija.


-No me es fácil renunciar a mi vida-dijo Marta.


-No estás renunciando a tu vida-dijo Javier-, te prometo que volveremos.


-¿Aquello de allí es una persona?-dijo Marta señalando a una zona de donde estaban.


-Creo que sí-dijo Javier-, vamos a preguntarle si tiene algún mapa.


Los dos se bajaron del coche para ir a hablar con aquella persona. Los dos secuaces de Arturo habían conseguido seguir las pistas de ellos gracias a algunos vecinos.


Llegaron a la carretera y al ver el coche se pusieron a dispararlo hasta que saltó por los aires sin ver que no había nadie dentro.


-¡Mierda!-dijo Javier-, menos mal que no estábamos dentro.


-Nos están siguiendo demasiado la pista-dijo Marta-, y ahora no tenemos cocho. ¿Qué vamos a hacer?



-Llegar hasta el próximo pueblo o ciudad-dijo Javier-, voy a llamar a un amigo.

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